Cuando pensamos en una biblioteca de la antigüedad, muchas veces nos viene a la cabeza la afamada Biblioteca de Alejandría, que habría de albergar los saberes de centenares de años y de decenas de civilizaciones de la antigüedad. Pero ni fue la única, ni fue la primera…
Centenares de años antes, sobre el 2350 ane., y poco antes de ser destruida por el rey Sargón de Adad (2340 – 2284 ane.) o tal vez Naram-Sin (2260 – 2223 ane.), la ciudad estado de Ebla se erigía en la actual Síria, a unos 55 km. al sureste de Alepo. Allí, una expedición arqueológica italiana de la Universidad de La Sapienza, de Roma, habría de descubrir entre sus restos una de las bibliotecas más antiguas de la humanidad.
Alrededor de 20.000 tablillas de arcilla habían sobrevivido a la devastación, pues el fuego que consumía casas y palacios, habría de ser el que preservara esta gran joya para la posteridad. Más de 4.000 años más tarde, los arqueólogos devolvían a la vida los miles de fragmentos escritos que nos hablaban de la sociedad que los creó.
El archivo estaba perfectamente estructurado y encuadrado por temáticas, desde educación y literatura hasta administración, diplomacia, etc. El primer problema fue su traducción, estaba escrito en cuneiforme al modo sumerio, y algunas estaban en ese idioma, pero en la mayoría de los casos la lengua empleada era diferente, un dialecto semítico al que denominaron eblaíta.
De todos los documentos rescatados, destacan una treintena de compendios lexicográficos con palabras en sumerio y eblaíta, una especie de antiguas piedras de Roseta que habrían de contribuir a la comparación de ambos idiomas a nivel escrito y fonético, como si de un diccionario se tratara.
Pero tal vez el texto más importante sea el llamado Tratado Ebla – Abarsal, uno de los primeros acuerdos diplomáticos que nos han llegado. En él se recogen diferentes artículos que remiten a los regentes de ambas ciudades a cooperar y respetar los límites geo-políticos de cada una de ellas, además de otros artículos de cariz comercial y administrativo.
VI 12-VII <<Si es un súbdito de Abarsal, pagará un impuesto a Ebla. Si es súbdito de Abarsal, pagará un impuesto a Abarsal. Si es un súbdito de Ebla, pagará un impuesto a Abarsal. Si es súbdito de Ebla, pagará un impuesto a Ebla>>.
Vaya, esto de pagar impuestos dobles, me resulta muy cercano; seas de donde seas pagarás impuestos en ambos reinos.