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Utnapishtim

Hacia el año 2750 ane. Gilgamesh ascendía al trono de sumeria tras suceder a Lugalbanda. Poco tiempo después, la diosa Inanna le declara su amor, pero el rey la rechaza. Por supuesto ella se enfadó mucho, y con ella, el resto de los dioses, quienes quisieron eliminar a Gilgamesh. Éste, no dudó en partir en busca de la fuente de la inmortalidad y para ello va a visitar a los únicos humanos dotados con el don de la vida eterna, Utnapishtim (Ziusudra para los sumerios y Atrahasis para los acadios) y su mujer.

Éstos vivían apartados, en una isla más allá de las Aguas de la muerte, y cuando Gilgamesh logra alcanzarles, y les pide que le entreguen el secreto de la inmortalidad, Utnapishtim le dice que sólo una vez los dioses otorgaron este presente, y jamás lo volverán a hacer. Y de paso, le cuenta cómo fue que a él y a su esposa les concedieron este regalo.


Enlil, gran dios, decidió eliminar a la humanidad, y para ello iba a enviar un gran diluvio a la tierra. Pero Enki, su hermano, puso sobre aviso a un humano, a Utnapishtim, y le pidió que construyera un arca y que en ella embarcara a todas las especies conocidas. Durante siete días estuvo lloviendo, convirtiendo a toda la humanidad en arcilla. Pasados siete días, Utnapishtim dejó volar a una paloma, pero ésta volvió al arca, cosa que confirmaba que todavía no había tierra donde posarse. Luego soltó a una golondrina, con el mismo resultado. Finalmente envió a un cuervo que no regresó. Había encontrado tierra. Entonces abrió la puerta y dejó salir a todos los animales para que repoblaran la tierra.

Enlil estaba tremendamente furioso al ver que un par de humanos había sobrevivido, pero Enki le pidió calma, y le convenció de darles otra oportunidad. Entonces fue cuando Enlil se apiadó de Utnapishtim y su esposa y les concedió el don de la vida eterna, algo que sólo los dioses pueden otorgar.

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