Cuántos de nosotros no hemos dicho esta frase a nuestros padres, o quien no ha contestado a esa horrible frase de: "Qué quieres ser de mayor?" Y contestabais con toda la ilusión del mundo: "¡Quiero ser arqueólogo!" Y de seguida te decían : "Eso no sirve de nada" o "Eso no da dinero."
Cuánto daño hacen esas respuestas a nuestros sueños y sobre todo a nuestra personalidad, nos cierran puertas y nos eliminan sueños.
Pero por suerte a medida que pasan los años cada vez te das cuenta de la importancia de volver a tus orígenes, a quien realmente eres, a tus sueños a tu niño interior.
Y te acuerdas de tus sueños de niño y de tu amor por la historia y la arqueología de las aventuras recorridas con tu imaginación, de la búsqueda del tesoro perdido...
Y entonces, un día cualquiera, le dices a tus hijos, o incluso a tus nietos:
"Me gusta la historia"
Y esta vez en vez de tirar tus sueños abajo, ellos mismos te animan y te ayudan a buscar cursos sobre los temas que te gustan. Y te llevas una sorpresa, porque TÚ has conseguido lo que no consiguieron tus padres: infundir en tu familia el amor y la pasión por los sueños, los conseguidos y los no conseguidos. Porque tú les has enseñado a soñar y a aceptar los sueños de los demás.
"Mamá quiero ser arqueólogo" siempre ha estado contigo, porque la pasión por la historia siempre permanece en nuestro corazón.
Vanda de Carvalho
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